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LA MOCHILA EMBRUJADA

Todas las mañanas, María Dolores coge su mochila y se pone de camino hacia la escuela; llega al semáforo que está en rojo y tiene que esperar. Los coches pasan muy deprisa.
Un día en el semáforo, junto a María Dolores, había una extraña niña que llevaba un vestido largo, los pies sucios y los zapatos viejos. No llevaba mochila sino una cesta llena de flores de colores. María Dolores miró a la niña y la niña miró a María Dolores. La niña echó a correr.

    - ¡Quieta – Dice María Dolores, mientras la agarra del brazo al ver que el semáforo sigue en rojo.
niña con flores y cesto
La niña le da las gracias a María Dolores, coge una flor de su cesta y toca con ella la mochila, después, cuando ya el semáforo se había puesto en verde para los peatones, se fue dando saltos y diciéndole a María Dolores mientras se aleja:
    - Hoy en la escuela todos os lo pasareis genial
María Dolores llegó a clase y, cuando ya estaban todos los niños sentados, la seño dijo:
    - Sacad los libros de vuestras mochilas
Pero cuando María Dolores fue a sacar su libro, ¿sabéis que salió de dentro de la mochila?, un montón de ranas verdes, saltando por todas las mesas, de aquí para allá, croando sin cesar. Los niños, alborotados, empezaron también a saltar y a gritar pero la seño abrió deprisa las ventanas y las ranas saltaron por ellas.
ranitas
Pasada la sorpresa y una vez todos los niños sentados, la seño volvió a decir:
    - Ahora sacad los cuadernos.
En esta ocasión, cuando María Dolores abrió su mochila, dispuesta a sacar el cuaderno, de su interior empezaron a salir montones y montones de ratones blancos que de nuevo provocaron el alboroto y la risa de los niños, pero en esta ocasión, la seño se asustó y se subió en una silla.
ratones
No se sabe cómo, la puerta se abrió y los ratoncillos desaparecieron por ella.
Llegó la hora de la merienda y la seño dijo:
    - Sacad vuestros bocadillos de las mochilas
Pero de la mochila de María Dolores, ¿sabéis que salió?; cientos y cientos de caramelos saltando por toda la clase como si tuvieran un muelle dentro.
caramelos
Todos los niños y también la seño, intentaban coger algún caramelo. Preferían los caramelos a las ranas y a los ratones.

Llegó la hora de volver a casa y de camino, María Dolores volvió a coincidir en el semáforo con la extraña niña, que le dijo:
    - ¿Fue divertido en la escuela?
Antes de que María Dolores pudiera siquiera contestarle, la niña se montó de repente en una escoba , se colocó un gran sombrero negro terminado en pico y con unas cintas amarillas y verdes y salió volando.
una bruja divertida
    - ¡Adiós, María Dolores! - Saludó desde las alturas – Soy la bruja Piruja y había embrujado tu mochila por unas horas – hasta otra aventura, ¡Adiós!
María Dolores se quedó asombrada viendo como la bruja Piruja se alejaba volando en su escoba mágica y, cuando llegó a casa les contó a sus papás lo que le había pasado.

Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
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Página publicada por: José Antonio Hervás