cadena de cuentos

ASIER Y BALUMBA

Balumba es un niño como vosotros; le gusta jugar, ir al colegio, tirar del rabo a los gatos, comer chuches… y muchas cosas más. Lo que pasa es que vive en un país un poquito lejos de aquí.
Su casa es una cabaña que tiene el techo de paja. Hay un río muy ancho donde balumba se baña y un hechicero que les cura cuando están malitos, que lleva la cara pintada y muchas plumas pegadas al cuerpo (da sustillo verlo dando saltos).
Nuestro amiguito tiene un papá, una mamá y un hermanito llamado Bubú; su piel es del color del chocolate, su sonrisa amplia y tiene unos ojos inocentes y dulces en los que parece haberse parado la noche. Le gusta coger saltamontes y correr detrás de las mariposas.

Tiene un caballito de madera que le ha hecho su abuelo y una caracola que, cuando se la pone en el oído, oye el sonido del mar.
retrato
En otro país vive Asier, con una piel clara, un pelo color del trigo maduro y una sonrisa también así de grande. Asier tiene un hermano que se llama Juanjo, ambos van a un colegio muy grande, tienen muchos amigos, van de viaje con sus papás y viven muy felices.
Asier quiere tener un amiguito como Balumba, y éste un amiguito como Asier. ¡Si pudieran jugar juntos!... compartir sus juguetes, correr y correr hasta caer rendidos en la hierba y partirse de risa… pero Balumba vive lejos…
Cierto día, unos hombres malos quemaron las chozas del poblado de Balumba y se llevaron a su Papá y a los de otros niños. Su mamá cogió las poquitas cosas que habían quedado, se limpió las lágrimas, abrazó a sus hijos y emprendió la marcha con ellos hacia otro lugar.
la guerra

Atravesaron campos y poblados destruidos, y muy cansados llegaron a la orilla del mar. Una patera les esperaba. Una patera es una barca muy pequeña que se usa para llevar personas de un lado de la mar a otro y en la que hay que ir todo el tiempo de pie.
Balumba quería sentarse y no podía; iba agachándose poquito a poco para sentarse en el fondo, pero como había agua porque las olas del mar saltaban sobre la barca, se mojaba el culete y tenía que ponerse de pie. Así, unos ratos llorando y otros durmiendo, llegaron a la otra orilla… ¿Será este el país donde vive mi amiguito? ¡Ojalá qué sí! Y miraba hacia todos lados a ver si aparecía Asier por algún sitio.

Asier y Juanjo habían hecho ya la tarea y fueron a ver la tele, resultando que lo que ponían en ese momento era un reportaje en el que salía Balumba en la arena de la playa donde se había parado la patera que lo transportaba junto a otras personas. Les daban mantas, leche y galletas.
Bubú dormía en brazos de su mamá y Balumba buscaba a Asier por todas partes, en la seguridad de que iría en su búsqueda ¡Amigo!, ¡amiguito!, ven pronto; no tardes.
Asier no quería acostarse, habló mucho con su mamá de otros países, de otros niños, de otras razas, hasta que se quedó dormido;
inmigrantes
antes había puesto sobre la almohada a Spiderman con su telaraña y todo, su juguete preferido. De pronto sintió que volaba y volaba sobre pueblos y montañas, sobre ríos y barrancos… ¡deprisa, deprisa!, que mi amiguito me espera en la playa.
Cuando se vieron se abrazaron y dieron muchos saltos mientras reían emocionados. Balumba le regaló a Asier su caballito de madera y Asier le regaló a Balumba su Spiderman con telaraña y todo…
- ¡Que es tarde para el cole!, levanta hijo que ya es hora… Sonó la voz de mamá.
Asier pensó que todo había sido un sueño, pero lo cierto es que ese día, cuando quiso jugar con Spiderman, no lo encontró por ninguna parte de la casa y en el fondo del rincón del perchero que hay en la entrada, había un caballito de madera que nunca había visto antes.
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Página publicada por: José Antonio Hervás